EL ESPACIO EN LA IGLESIA DE SANTIAGO APOSTOL
EL ESPACIO EN LA IGLESIA PARROQUIAL DE SANTIAGO APÓSTOL DE VALDEPEÑAS DE JAÉN. Consideraciones previas.
Escrito por Miguel Milla Valdivia.
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Iglesia parroquial de Santiago Apóstol. Valdepeñas de Jaén. |
Fue construida en el siglo XVI en la época de la fundación de la villa. Pequeña joya del Renacimiento rural lo primero que llama la atención es la dicotomía entre el exterior y el interior del templo. El exterior da una impresión casi de bastedad, un gran volumen reforzado con contrafuertes que le da un aire de enorme solidez, sin embargo el interior es diáfano y, a pesar de su aparente simpleza posee unas formas y decoración delicadas de gran hermosura.
Es precisamente en su sencillez donde quizá podamos apreciar una de las características del nuevo arte renacentista: la utilización del espacio como un elemento arquitectónico más. Los arquitectos y teóricos renacentistas estuvieron muy influenciados por Platón, especialmente por su libro Timeo. El espacio no era ya el locus que había entre elementos sino que estaba todo matematizado y a través de la Geometría y la Perspectiva se utilizaba como un elemento más para llevar a los fieles (en el caso de las iglesias) hacia el lugar más sagrado del templo.
Es por ello que durante el Renacimiento se utilizó un tipo de planta originaria de Alemania: la Halleskritsche o planta de salón, donde tanto la nave principal como las laterales tenían la misma altura. En España se introdujo con los Reyes Católicos y causó furor en Vizcaya de donde se extendió al resto puesto que los canteros vascos eran los mejor valorados (de hecho la iglesia de Valdepeñas de Jaén fue levantada por canteros vascos).
La iglesia parroquial a pesar de que posee planta basilical sin embargo la diferencia de altura entre la nave principal y las laterales es tan pequeña que se acerca muchísimo a la Halleskritsche. Esa misma altura y los diferentes elementos arquitectónicos llevan al fiel a dirigir su mirada directamente al altar mayor a pesar de la belleza de las bóvedas de la nave central y las, digamos de manera poco ortodoxa, semi bóvedas de las laterales.
La geometría del interior se acentúa con dichas bóvedas que están apoyadas en pechinas que nacen de arcos de medio punto en la nave principal y escarzanos en el resto y que a su vez se apoyan en pilares de hermosa factura y equilibrio. El color blanco de paredes, pilares y bóvedas (con su decoración en dorado cobrizo) da la impresión de mayor diafanidad y de estado impoluto que ayuda a dar un ambiente de mayor espiritualidad al templo.
En cuanto al exterior, sus rotundos volúmenes con un buen acabado de cantería y su sencillez clásica que se ve incluso en su portada con arco de medio punto sencillo con una hornacina donde se aloja una estatua del patrón en lo alto y su torre campanario hacen que el edificio domine completamente el espacio de la plaza a la vez que le da la impresión de solidez dando a entender la imagen de la Iglesia como protectora y refugio espiritual.
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Fachada de La entrada principal. |
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