LAS COLUMNAS DE LA CATEDRAL DE SAN JUAN DE ALBACETE.

¿Las más bellas del Renacimiento Español? Breve descripción y contextualización.

          Escrito por Miguel Milla Valdivia.

Fachada neogótica de la Catedral de San Juan de Albacete. 

Quizá pueda parecer extraño dedicarle el tiempo a un único elemento de un edificio religioso, pero su importancia lo merece. Son casi tan extraordinarias sus columnas como el desconocimiento que de ellas tiene el público en general incluyendo a los propios albaceteños. Pero no podemos hablar sin más de este conjunto columnario sin situarlo debidamente en su contexto histórico, cultural y artístico para poder hacernos una idea de su valor.


Índice:

-Albacete en su contexto histórico. Pequeña introducción.
-De iglesia mudéjar a Hallenkirche gótica. De la génesis del espacio interior de la actual catedral.
-La visión arquitectónica renacentista. Espacio y perspectiva.
-Entran en escena dos ases del Renacimiento Español.
-Y, por fin, las columnas.
-Bibliografía.


Albacete en su contexto histórico. Pequeña introducción.

Albacete es la capital de la provincia homónima, sin embargo esto es así desde 1833 cuando se crearon las actuales provincias españolas. Hasta entonces tuvo una importancia relativa y, más o menos, a la sombra de la cercana Chinchilla de Montearagón.

Crátera griega hallada en la necrópolis íbera del Toril en El Salobral, Albacete. 

Rodeada por llanuras de inundación fue desde la Antigüedad zona de paso y cruce de caminos. En época íbera pasaba por el término municipal una de las vías terrestres más importantes, la Vía Heraclea por donde llegó la influencia griega y fenicia sobre todo. Esta vía iba desde Gadir (la actual Cádiz) hasta la costa levantina a la altura de Alicante (la Lucentum romana) subiendo por el Guadalquivir hasta Kastilo (Cástulo, Linares) pasaba del Alto Guadalquivir a La Mancha Oriental, por Libisosa (Lezuza) para atravesar el oppidum de El Salobral (Albacete) y llegar a otro punto importante, Saltigi (Chinchilla de Montearagón). Y aquí era donde se cruzaba con la otra gran vía de comunicación, el Camino de Aníbal que salía desde Cathago Nova (Cartagena) a Complutum (Alcalá de Henares). Por lo que la zona de Albacete era un importante cruce de caminos.



El trazado de este camino íbero fue aprovechado en gran parte por los romanos para hacer el itinerario interior de su Vía Augusta. Y poco a poco fue perdiendo importancia (sin desaparecer del todo) cuando hay noticias de la fundación de Albacete en época musulmana: Al-Basit, La Llanura o El Llano, que nacería alrededor de las fortalezas ubicadas en tres pequeñas elevaciones (una de ellas donde se encuentra la catedral) que dominaban la llanura de inundación (hay textos con ese nombre en el siglo X aunque no está claro si habla de la ciudad o del llano circundante). Con la Reconquista la actual provincia quedó encuadrada en diferentes divisiones administrativas, así el sur, centro y noreste pertenecía al Reino de Murcia, el norte y centro hasta La Gineta y La Roda a Cuenca y la parte occidental restante a Toledo.

Así pues tenemos a Albacete a fines de la Edad Media y principios de la Moderna, que es la parte que nos interesa, como una pequeña ciudad interior (quizá unos 4.000 habitantes) dependiente del Reino de Murcia administrativamente y del obispado de Cartagena lo que significa que en aquella época San Juan era iglesia parroquial, no catedral. Como decía, en esta época (siglos XV-XVI) la región vivió un cierto esplendor económico (como el resto de Castilla). Seguía siendo cruce de caminos y zona de paso, de lo que da fe la celebración de ferias. Parte de la zona endorreica fue aprovechada para la agricultura y la ganadería tanto a través de desecaciones como la irrigación, ya sea mediante un cauce natural (río Don Juan) como a través de canales, La Lobera y El Acequión sobre todo y aprovechando la gran riqueza acuífera del subsuelo.

De las actuaciones constructivas y artísticas de la ciudad podemos deducir dos cosas: que Albacete  poseía una burguesía con un músculo económico lo suficientemente potente como para llamar a artistas y artesanos de primer nivel en momentos puntuales pero no tanto como para mantener un gremio de artesanos y un foco artístico y cultural de manera permanente.


De iglesia mudéjar a Hallenkirche gótica. De la génesis del espacio interior de la actual catedral.

Fotografías de principios del siglo XX de la, aún, iglesia parroquial de San Juan de Albacete donde se puede observar la cabecera mudéjar antes de ser demolida a excepción de la inferior derecha donde ya está terminada. 

De esta guisa nos encontramos en la época a una iglesia parroquial de estilo mudéjar (posiblemente del siglo XII) que se estaba quedando pequeña y "anticuada" para las pretensiones de la burguesía, la nobleza y el clero de la ciudad, comenzándose a construir una nueva iglesia de estilo Gótico en 1515. Se empezó a derruir la antigua iglesia desde la cabecera mientras se levantaba la nueva obra. Quizá pueda extrañarnos una fecha tan tardía para levantar un templo gótico de nueva planta. Sin embargo, mientras que en los principales focos económicos y artísticos hacía furor la nueva moda del Renacimiento en el resto de España aún se construía con el estilo Gótico tardío.

A rasgos generales el Gótico se caracterizaba por sus formas estilizadas frente a la robustez del Románico... Pilares altos con arcos ojivales y muros mucho más diáfanos debido su sistema constructivo de descarga del peso del edificio. Esto dejaba un espacio más amplio y vanos en las paredes que le confería una gran luminosidad. El amplio espacio y la luz daba en perspectiva varios efectos: por un lado las diferentes alturas de las naves llevaban habitualmente a la pirámide visual del observador a centrarse en el altar mayor pero también debido su gran altura, sus formas te arrastraban hacia la verticalidad dando en los templos religiosos una impresión de estar en contacto con el Cielo, con Dios. Así la iglesia se convertía en una especie de portal espiritual en la tierra que conectaba doblemente con la divinidad, por un lado a través de su altura (y la impresión en perspectiva de la misma) gracias a la estructuración del espacio vertical y la luz y por otro el enfoque hacia el altar mayor donde el religioso oficia los ritos.

Pilastras góticas adosadas a los muros de la Catedral de San Juan de Albacete. 

Sin embargo durante el Gótico tardío en España se utilizó con bastante frecuencia en las iglesias parroquiales un tipo de planta que en parte desvirtuada estos conceptos espaciales y que triunfó posteriormente durante el Renacimiento. Hablo de la planta tipo Hallenkirche que hizo aparición con anterioridad en el Bajo Rhin y Westfalia. Vale, vale, Miguel... ¿Hallenkirche? Ni siquiera sé pronunciarlo. En realidad yo tampoco... Este es el nombre que se les da a las iglesias de salón. Son éstas, iglesias en las que las naves laterales tienen la misma altura que la nave central, teniendo entre otras particularidades la de que su planta suele ser rectangular o casi cuadrada y rara vez cruciforme. Llegaron en la época de los Reyes Católicos de manos de artistas flamencos y borgoñones que vinieron a trabajar a España. Uno de los lugares donde más éxito tuvo fue en Vizcaya y precisamente de allí llegaron varios artistas a Albacete.

La parroquia de San Juan de Albacete se comenzó a levantar de nueva planta como una iglesia de salón al igual que muchas de la zona... Sin embargo tuvo problemas desde el principio puesto que al tener las naves la misma altura no se reparte el peso del edificio de la misma manera y los pilares exentos que se utilizaron estaban hechos de piedra arenisca blanca que resulta muy débil y pronto comenzó el edificio dar muestras de debilidad muy preocupantes.


Fue esta la razón de que el concejo de Albacete se pusiera en contacto con los maestros más afamados de la época: Diego de Siloé, Jerónimo Quijano e incluso Andrés de Vandelvira. Finalmente se consiguió que fuera Diego de Siloé en 1538, no sin discusiones y dudas previas por parte de este (entre otras cosas por la tasación de la obra) quien dejó momentáneamente la construcción de la catedral de Granada para hacer un estudio previo de la situación del edificio.


La visión arquitectónica renacentista. Espacio y perspectiva.

Antes de meternos de lleno en el asunto de la obra y el levantamiento de las columnas me gustaría ofrecer unas pocas pinceladas sobre la manera de entender el espacio en Arquitectura durante el Renacimiento para así poder hacernos una idea del por qué se hizo de aquella manera.

Durante el Renacimiento tuvo gran influencia Platón en la teoría arquitectonica, particularmente con su obra El Timeo. Para Platón el espacio no es algo intangible sino un elemento finito dentro de un mundo finito. En palabras de Cornelis Van de Ven "en el Renacimiento el Timeo se convirtió en un documento muy influyente en la formación de la teoría arquitectónica occidental, porque los sistemas proporcionales del cosmos de Platón fueron traducidos en doctrinas que definían las proporciones de los edificios." " La importancia arquitectónica del Timeo se encuentra en su específica concepción del espacio, según la cual toda entidad es un conjunto finito que puede ser subdividido en partes matemáticamente proporcionales, ..." Así pues el arquitecto renacentista concibió la Arquitectura como una especie de encarnación plástica de esas propiedades del espacio y trató de transformar los elementos espaciales de los interiores en sistemas matemáticos. El mundo platónico está organizado de manera tridimensional y en él toda noción del espacio está sometida a la Geometría.

Aristóteles sin embargo no tuvo gran acogida entre la mayoría de arquitectos renacentistas puesto que rechazaba de plano las ideas de Platón. En su teoría del lugar (topos) cobra gran importancia la idea de un dónde, un lugar de pertenencia, el emplazamiento adecuado hacia el cual tiende todo elemento físico (libro IV de Física). El lugar como espacio sería así algo carente de forma o materia, un receptáculo que es contenedor del cuerpo.

Nave principal de la Catedral de San Juan de Albacete. Podemos observar cómo las columnas canalizan la pirámide visual del espectador hacia el ábside. 

Dicho lo cual los artistas renacentistas utilizaban esta matematización del espacio, el encuadrarlo todo en formas geométricas para crear la perspectiva, para llevar al visitante a donde ellos quieren y que se concentre el vértice de la pirámide visual, ese punto a donde el cerebro hace confluir la sucesión de imágenes y por tanto el centro absoluto de atención. En el caso de una iglesia sería normalmente el retablo mayor, que a su vez suele coincidir con el ábside. La naves laterales aunque fueran de igual altura que la central, quedarían subjetivamente constreñidas, achicadas por la presencia de los muros e inevitablemente acabarían guiando la atención hacia la nave principal y las columnas o pilares de ésta al ábside sin solución de continuidad.


Entran en escena dos ases del Renacimiento Español.

Retomando el hilo argumental, la iglesia parroquial de San Juan de Albacete se estaba literalmente cayendo a pedazos por culpa de graves fallos estructurales. Es aquí donde entran en escena Diego de Siloé y Jerónimo Quijano, el primero Maestro de Obras de la Catedral de Granada desde 1528 y el segundo a su vez de la de Murcia desde 1526 (no olvidemos que Albacete pertenecía al Reino de Murcia).

Columna de San Juan de Albacete. 

Diego de Siloé hizo un estudio de la situación en 1538 y recomendó apuntalar los pilares góticos con cuatro jacenas (grandes vigas de madera) cada uno. No sólo para apuntalar dichos pilares, sino porque como se estaban resquebrajando por la debilidad de la piedra arenisca blanca debían de ser sustituidos por columnas y estas jacenas deberían de soportar el peso de las bóvedas durante el proceso. Además de recomendar su sustitución por columnas dio instrucciones de cómo debían ser. Entre otras cosas apuntó el tipo de piedra, nunca arenisca blanca, sino piedra parda (en palabras suyas). El grosor nunca debía de ser inferior al de los pilares, los tambores grandes, pulidos y sin añadidos; además no se tenían que unir mediante mortero de cal sino con hierros en zig-zag que le daban mayor estabilidad y evitaba que giraran. También llevarían cimentación.

Iglesia de El Salvador de Caravaca de la Cruz. Así, en líneas generales es como debería de verse la Catedral de San Juan de Albacete de no haberse derrumbado las bóvedas. Nótese la enorme semejanza de las columnas, obra también, al parecer, de Jerónimo Quijano. 

El diseño de las columnas corrió a cargo de Jerónimo Quijano y no sé si tendrá eso que ver en el hecho de que Siloé mandó levantar columnas y no el tipo de estructura de sujeción que solía utilizar y que lleva su nombre: el pilar siloesco, que se componía de un pedestal sobre el que descansa un pilar con semicolumnas y pilastras adosadas sobre el que descansa un entablamento completo (arquitrabe, friso y cornisa) a modo de capitel y rematando el conjunto otro pedestal. Se cree que se inspiró en la mezquita de Córdoba, que a su vez lo hizo en el Acueducto romano de los Milagros, con lo que es una manera curiosa de volver al clasicismo.

Pilares siloescos en la Catedral de Jaén. 

Las bóvedas no se iban a tocar y quedarían las originales góticas de crucería por lo que no estarían en muy mal estado. El hecho de no pretender cambiar las bóvedas góticas no es algo excepcional, de hecho eso ocurrió en muchas iglesias como la de El Salvador en Caravaca de la Cruz, incluso el propio Siloé hizo alguna en la Catedral de Granada. Sin embargo las bóvedas se derrumbaron en 1545 en pleno proceso de sustitución de los pilares por las columnas que comenzó en 1541. Y así siguió hasta 1690 en fueron terminadas en estilo barroco por Gregorio Díaz de Palacios.

En la foto superior fotografía de principios del siglo XX, la inferior es una foto actual. Podemos observar cómo aún no se ha derribado la cabecera mudéjar faltando así un cuerpo de las naves. 

A partir de este momento muchas obras quedaron paralizadas por culpa de la crisis económica. Según el plano que el obispado de Cartagena mandó confeccionar a Pedro de Monte en 1597 del templo, éste debería tener un tramo más, es decir otras dos columnas exentas, sin embargo nunca fue construido. A principios del siglo XX se derribó la portada mudéjar que aún estaba en pie para dejar la segunda fila de columnas exentas y se construyó la portada neogótica y el campanario (terminado en 1949) tal y como nos ha llegado hasta nosotros.

A la izquierda el plano de 1597 mostrando cómo debería quedar el templo y a la derecha el plano actual de la catedral. 



Y, por fin, las columnas.

Como ya he mencionado su diseño fue obra de Jerónimo Quijano y a decir, entre otros, del historiador Luis Guillermo García-Saúco Beléndez (mi historiador de cabecera en cuanto a la Catedral de San Juan se refiere) son las columnas más bellas del Renacimiento Español sobre todo en cuanto a su armonía, su proporción y la calidad de su acabado. Incluso en un ambiente tan heterogéneo como la catedral donde se mezclan tantos estilos artísticos no desentonan sino que le dan unidad, son casi una suerte de llave o bisagra que te llevan de un estilo a otro, de admirar un detalle al siguiente al mismo tiempo que estructuran y enfocan el espacio y la perspectiva. Por otro lado su gran tamaño al tiempo que sencillez de formas le confieren al interior del templo la grandeza y sensación de poder que se buscaba para el mismo.

Columnas de San Juan de Albacete. 

A la hora de describirlas voy a seguir prácticamente al dedillo la descripción que hace García-Saúco porque me parece la más completa de las que he leído y que no hay más que añadir ni quitar. Simplemente explicaré algunos de los elementos (no todos) puesto que no todo el mundo tiene tantos conocimientos de Arte. Como siempre utilizaré mi viejo diccionario de Arte de mis tiempos de universitario de Guillermo Fatás Gonzalo M. Borrás que viene en la bibliografía.

Columnas de orden jónico renacentista y totalmente canónicas (es decir que siguen los cánones establecidos en la época) ya que con una altura de 13'60 metros de altura equivale a ocho veces su diámetro. Así, sobre un plinto (la piedra cuadrada sobre la que se apoya la columna, forma parte de la basa) de 0'60 metros de altura se apoya la basa que está moldurada con dos grandes toros (tipo de moldura) , dos escocias (ídem) y molduras intermedias, resultando una variante de la ática clásica; muy semejante a las de las iglesias parroquiales de La Roda (Albacete) y San Clemente (Cuenca).

Basa de una columna de la catedral. 

El fuste es acanalado con boceles o junquillos (tipos de molduras) en su tercio inferior y presenta un ligero éntasis que subraya la proporción y el posible desplome visual (es un ligero engrosamiento de la columna, generalmente en el medio que sirve para corregir la perspectiva de cóncava a recta). El capitel es jónico con cuerpo de volutas formado por balaustras (pequeñas columnas que usan en decoración) y enriquecido con decoración a base de perlas, ovas y flechas; el soporte se corona con un proporcionado cimacio (pieza en forma de tabla delgada que remata los capiteles jónico y corintios), con un talón y un listel, quedando de esta forma rematada la columna. Estos soportes están relacionados con los de las iglesias de San Clemente y El Salvador de Caravaca de la Cruz. Sin embargo los de San Juan son de mayor calidad.

Las dos fotografías de arriba corresponden a la iglesia de El Salvador de Caravaca de la Cruz y las de abajo a la Catedral de San Juan de Albacete. Podemos observar el gran parecido de sus capiteles.

De hecho la iglesia de El Salvador de Caravaca de la Cruz se empezó a ampliar en la segunda mitad del siglo XVI por Jerónimo Quijano a decir de muchos especialistas (aunque no hay acuerdo unánime), de ahí que que las columnas tengan ese enorme parecido con las de San Juan de Albacete. Su planta es también de salón o hallenkirche y, al igual que la de Albacete (y como otras de la época) quedó inconclusa debido a la crisis económica. Este templo sí conserva las bóvedas de crucería góticas por lo que observándolo podemos hacernos una idea de cómo era San Juan antes del derrumbe de sus bóvedas.

Iglesia de El Salvador de Caravaca de la Cruz. Obsérvese las columnas (casi idénticas a las de San Juan de Albacete) y las bóvedas de crucería góticas. 

Fotografías del autor excepto, obviamente, las fotografías antiguas y los planos.


Bibliografía:

-"Las columnas de la catedral son las más bellas del Renacimiento español", 10 de febrero de 2015, La Tribuna de Albacete.

-Blázquez Pérez, Juan. "La Vía Heraclea y el Camino de Aníbal. Nuevas interpretaciones de su trazado en las tierras del interior"

-Castillo, M. A. "Renacimiento y Manierismo en España", Historia del Arte moderno y contemporáneo, volúmen 28, Historia 16.

-Caulín Martínez, Antonio. "El depósito de agua en el Parque 'La fiesta del árbol', 1935-1946", 2014, Al-Basit número 59.

-Fatás, Guillermo y Borrás, Gonzalo M. "Diccionario de términos de Arte, y elementos de Arqueología, Heráldica y Numismática", 1991,Aluanza Editorial, Madrid.

-García-Saúco Beléndez, Luis Guillermo. "La Catedral de San Juan de Albacete", 1979, Instituto de Estudios Albacete ses.

-García-Saúco Beléndez, Luis Guillermo. "San Juan Bautista de Albacete. V centenario", 2018, Instituto de Estudios Albacete ses y Excelentísima Diputación de Albacete.

-López Guerrero, Nacho. "Descubriendo Albacete. La catedral", 19 de agosto de 2017, eldigitaldealbacete.com.

-Panofsky, Erwin. "La perspectiva como forma simbólica", 1991, Cuadernos marginales, 31,Tusquets Editores, Barcelona.

-Pozo Martínez, Indalecio. "La iglesia parroquial del Salvador, Caravaca (Murcia).

-Pozo Martínez, Indalecio."Nuevos testimonios sobre las obras de la iglesia de El Salvador de Caravaca (1526-1539)", 2017, Carthaginensia, volumen XXXIII.

-Sánchez Ferrer, José y Carrillero Martínez, Ramón. "Sobre la construcción de la iglesia de San Juan Bautista en Albacete en el siglo XVII", 2017, Al-Basit, 62.

-Van de Ven, Cornelis. "El espacio en Arquitectura", 1981, Ediciones Cátedra, Madrid.

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