EL CANAL DE CASTILLA.

Todos tenemos en mente los canales de transporte fluvial de mercancías en Europa como algo del centro y Este de nuestro continente, donde existen grandes ríos y de gran caudal como puedan ser el Rihn, el Danubio, el Sena, el Mosa, Mosela, Vístula, Volga, etc. Sin embargo no es así en la Península Ibérica donde, por un lado, la hidrografía y por otro la orografía impiden la navegación fluvial menos en algunas honrosas excepciones como la ría de Bilbao, el Guadalquivir hasta Sevilla o el tramo portugués del Duero. Cuando no es un río de caudal irregular (el Guadiana verbi gracia) lo es el relieve (como ocurre con el Ebro).



Pero poca gente conoce que sí se llegó a construir un canal de transporte de mercancías en Castilla la Vieja para facilitar el comercio del trigo (sobre todo) hacia los puertos del Cantábrico: el Canal de Castilla, una de las obras de ingeniería hidráulica más importantes de los siglos XVIII y XIX en España. Con un desnivel de 150 metros y 207 km de largo se construyeron tres de los cuatro ramales previstos. Nace en Alar del Rey (Palencia) y se divide en forma de "Y" invertida llegando por un lado a Valladolid y por el otro a Medina de Ríoseco; originalmente debía llegar hasta Segovia pero este cuarto ramal no llegó a construirse. Sin embargo su función de transporte de mercancías pronto quedó obsoleta con la llegada del ferrocarril.


Toma las aguas de los ríos Carrión y Pisuerga (que llega a cruzar). Ya en 1549 Bartolomé Bustamante presentó un estudio con las posibilidades que ofrecía la cuenca del Pisuerga. Las obras del canal comenzaron el 16 de julio de 1753 y el 14 de diciembre de 1849 comienza su explotación comercial tras muchas vicisitudes. Entre 1850-60 se produce su época de esplendor hasta que se construyó el ferrocarril con una línea casi paralela al canal que hizo el transporte fluvial más caro.


Sin embargo, y a pesar del declive del transporte fluvial el canal vigorizó la economía de la región facilitando, por ejemplo, la instalación de industrias en sus orillas... sobre todo fábricas de papel, harinas, cueros, molinos, armas... incluso astilleros. Por supuesto también se usó para riego. La navegación fue abandonada en 1959.


Hoy en día sigue teniendo, a pesar de todo, utilidad económica... sobre todo en cuanto a su explotación turística... Se llegó a crear el Gran Premio Canal de Castilla en 2010 de ciclismo para impulsar el turismo y dar a conocer el canal. Por supuesto el riego sigue teniendo gran importancia.


Un apartado, para mí, importantísimo es el alto valor ecológico que ha alcanzado el canal... su antigüedad y poco uso ha dado lugar a que se creen zonas de vegetación de manera natural, desde vegetación propiamente acuática (como carrizales) a bosques de ribera y matorrales a continuación siendo un lugar donde se refugian multitud de especies, algunas de ellas protegidas en una zona donde ya quedaban pocos humedales.

Miguel Milla Valdivia.

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