MARI.
Voy a hablaros muy someramente del ente principal de la mitología vasca precristiana... La diosa Mari.
Podríamos decir que Mari o Maddi es la encarnación de la Naturaleza y sus elementos. Deidad ectónica puesto que vive dentro de la tierra, su morada son todas las montañas de Euskal Herria. Aunque parece que tenía preferencia por tres montañas con sus respectivas cuevas... Oiz, Aketegi y, especialmente, Anboto. De hecho es conocida muchas veces como la Dama de Anboto (Anbotoko Dama) o Mari de Anboto y su morada conocida como la Cueva de Mari (Mariren Koba o Mariurrika Kobea).
Reina de la la Naturaleza y sus elementos en general, era la encargada entre otras cosas de llevar las lluvias al campo. De hecho se creía que Mari habitaba siete años en cada una de sus tres moradas favoritas y según dónde estuviere así sería el tiempo: más lluvioso, más seco, etc.
Mari poseía otra cualidad importantísima... Era diosa de la justicia, de hecho odiaba la mentira y castigaba mediante la regla del no... Si posees algo y niegas que sea tuyo, por ejemplo, Mari automáticamente te lo arrebataba. Sus ayudantes eran las famosas sorginas o sorguiñas, las brujas de esas tierras.
Su consorte era Maju o Sugaar y tenía cuatro hijos principales: Mikelatz y Atarrabi (los dos varones) e Ilargi y Eguzki (hijas). Mikelatz era el hijo perverso mientras que Atarrabi era el bondadoso. Mientras por la parte femenina Ilargi era la Luna y Eguzki el Sol. Hay una leyenda que habla de como Gaueko (de la noche), dios de las tinieblas, devoraba ganado y pastores y los lugareños atemorizados pidieron ayuda a Mari. Ésta los bendijo con su primera hija, Ilargi (la Luna) pero su luz era muy tenue y los bendijo con su segunda hija Eguzki (el Sol). Sin embargo de noche aún era oscuro así que Mari les dijo que pusieran en sus puertas para protegerse un eguzkilore, la flor sol (Carlina acaulis). Así cuando llegara el dios de las tinieblas se pararía a contar los pelillos de la flor y le llegaría el día.
Miguel Milla Valdivia.
Voy a hablaros muy someramente del ente principal de la mitología vasca precristiana... La diosa Mari.
Podríamos decir que Mari o Maddi es la encarnación de la Naturaleza y sus elementos. Deidad ectónica puesto que vive dentro de la tierra, su morada son todas las montañas de Euskal Herria. Aunque parece que tenía preferencia por tres montañas con sus respectivas cuevas... Oiz, Aketegi y, especialmente, Anboto. De hecho es conocida muchas veces como la Dama de Anboto (Anbotoko Dama) o Mari de Anboto y su morada conocida como la Cueva de Mari (Mariren Koba o Mariurrika Kobea).
Reina de la la Naturaleza y sus elementos en general, era la encargada entre otras cosas de llevar las lluvias al campo. De hecho se creía que Mari habitaba siete años en cada una de sus tres moradas favoritas y según dónde estuviere así sería el tiempo: más lluvioso, más seco, etc.
Mari poseía otra cualidad importantísima... Era diosa de la justicia, de hecho odiaba la mentira y castigaba mediante la regla del no... Si posees algo y niegas que sea tuyo, por ejemplo, Mari automáticamente te lo arrebataba. Sus ayudantes eran las famosas sorginas o sorguiñas, las brujas de esas tierras.
Su consorte era Maju o Sugaar y tenía cuatro hijos principales: Mikelatz y Atarrabi (los dos varones) e Ilargi y Eguzki (hijas). Mikelatz era el hijo perverso mientras que Atarrabi era el bondadoso. Mientras por la parte femenina Ilargi era la Luna y Eguzki el Sol. Hay una leyenda que habla de como Gaueko (de la noche), dios de las tinieblas, devoraba ganado y pastores y los lugareños atemorizados pidieron ayuda a Mari. Ésta los bendijo con su primera hija, Ilargi (la Luna) pero su luz era muy tenue y los bendijo con su segunda hija Eguzki (el Sol). Sin embargo de noche aún era oscuro así que Mari les dijo que pusieran en sus puertas para protegerse un eguzkilore, la flor sol (Carlina acaulis). Así cuando llegara el dios de las tinieblas se pararía a contar los pelillos de la flor y le llegaría el día.
Miguel Milla Valdivia.
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